miércoles, 5 de febrero de 2020

Manuel Vilas, tercera edición de su libro “Alegría”, finalista del premio Planeta 2019






Julia Sáez-Angulo

            5/2/20 .- Madrid.- La vida personal, la vida cotidiana, pasada por la horma literario de la autoficción ha llevado al escritor Manuel Vilas a un reconocimiento por parte de los lectores, que ya habían quedado enganchados en su libro anterior, base en cierto modo de esto, aunque ambos se pueden leer de manera independiente.  Ordesa (2018) alcanzó catorce ediciones. A modo de confesión y memoria transcurre la actual novela Alegría, finalista del premio Planeta 2019, que ya va por su tercera edición.

            La novela termina con un viaje en metro y yo he oído decir que narrar un viaje en metro pone de relieve al que es escritor y al que no lo es. La escritura de Manuel Vilas Vidal (Barbastro. Zaragoza, 1962) es espontánea y fresca en una primera apariencia y literaria si se presta más atención a su escritura. El libro se abre con un poema de José Hierro que dice:
            Llegué por el dolor a la alegría.
            Supe por el dolor que el alma existe,
            Por el dolor, allá en mi reino triste,
            Un misterioso sol amanecía.

            El propio Manuel Vilas lo transmuta en el comienzo de su novela: Todo aquello que amamos y perdimos, que amamos muchísimo, que amamos sin saber que un día nos sería hurtado, todo aquello que tras su pérdida, no pudo destruirnos, y bien que insistió con fuerzas sobrenaturales y buscó nuestra ruina con crueldad y empeño, acaba, tarde o temprano, convertido en alegría.
            Hay una suerte de indagación en lo que uno es y en lo que uno ha pasado para tratar de encontrar la identidad, para encontrar el sentido de la vida. Ordesa trata de la relación padres e hijos con un acierto y verismo conmovedor. Ha sido traducida a varios idiomas. Alegría va más allá y engancha al lector con su escritura y contenido personal y familiar.

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