jueves, 19 de mayo de 2022

OBITUARIO. Miguel Báez Espuny “Litri”, Genial torero, hombre de fortuna, solidario y generoso

Miguel Báez Espuny “Litri”, junto a su hijo Miguel, ambos toreros (Foto The Objeiv)
  
El Litri y su esposa Conchita (Foto Gtres)


Julia Sáez-Angulo

19/5/22.- Madrid.- Fue el cuatro de una dinastía de grandes toreros, y entre esa dinastía, él fue el mejor. Un genio del torero que creó nuevos pases taurinos en el arte de Cúchares, como el litrazo. Algunos lo consideraban espectacular, tremendista en la plaza…, era valiente y elegante al mismo tiempo. Llenó la fiesta de entusiasmo como pocos. Cortó orejas en ambos toros y salió por la Puerta Grande en Las Ventas. Toda una leyenda. Tomó la alternativa con Cagancho en 1950 y se retiró en 1967, si bien se volvió a vestir de luces para dar la alternativa su hijo Miguel Báez Spínola Litri en Nimes en 1987. Para este último acontecimiento se preparó a fondo para estar en forma ante su continuador en la saga. Ha recibido la Medalla de Oro de Andalucía y el Premio a las Bellas Artes, por méritos propios, entre otros galardones. Una gloria en las páginas del Toreo Español.

Miguel Báez Espuny “Litri” (Gandía. Valencia, 1930-Madrid, 2022) ) ha muerto en Madrid a los 91 años. Se crió desde niño en Huelva y esa ciudad, esa provincia y esa tierra andaluza marcaron su idiosincrasia y acento en el habla. Así se lo ha reconocido Huelva con un luto oficial, al que consideraban su onubense “preferido”.
Si grande fue como torero, para quienes lo conocían y trataban de cerca, Litri fue un hombre generoso hasta lo increíble. Sus casas y fincas siempre estuvieron abiertas para los amigos y amigos de los amigos. Acudir a su casa en el Rocío era un honor y un disfrute. Era la casa más hermosa de Almonte. Su esposa, Conchita Spínola, sabía alhajar -como diría el profesor Tierno Galván- las casas, como nadie. Por allí pasaron, además de gente de toda procedencia, diversas familias reales con todos los apellidos del Gotha imaginables, amén de presidentes, ministros y banqueros españoles y foráneos. Los Giscard d´Estaing o Valls Taberner… por citar algunos de ellos. 
La “grasia” y el buen humor de Miguel Báez Litri, lo convertían en el anfitrión más apreciado y divertido de la comarca. Las anécdotas en su casa del Rocío suman centenares. Era un hombre de gran humanidad, que conquistaba. 
        A la ministra Isabel Tocino le regaló una bolsa de garbanzos y al cabo del tiempo le preguntó a la presidenta de Madrid Esperanza Aguirre: ¿qué tal los garbanzos? Como Esperanza no sabía nada del asunto, tuvo que aclararse el tema entre risas.
    Cuentan que cuando se celebró el cóctel tras recibir la Medalla de Oro a las Bellas Artes, a Miguel no le convencía mucho aquel ágape de canapés y propuso a un alto funcionario de la Casa Real irse a tomar un pescaito frito a un sitio cercano. Informado el Rey por el alto funcionario, el monarca se acercó al Litri y le dijo: "Miguel, creo que me quieres abandonar por un pescaito frito". El Litri ya no se movió del cóctel oficial. 
    Otra anécdota. Cuando recibió la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes y estaba con su esposa en el Hotel, Litri vio a Conchita asomada al balcón hablando y mirando al cielo:
    -Niña, ¿con quién hablas?
    -Con mi padre. Le estoy diciendo, que con la Medalla te han hecho Excelentísimo Señor.
    -Pues díselo también a mi madre, que está en el mismo sitio.
En la finca de Peñalosa, Litri cocinaba el mismo grandes paellas para amigos y conocidos, de todo tipo, lugar y pelaje, pues le encantaba compartir lo que tenía y disfrutarlo con todos. Lo mismo recibía a un cuerpo de bomberos, que a gente de la Cruz Roja o de la Peña Taurina de Calatayud. La gente más humilde lo adoraba.
En las fincas, Conchita Spínola sabía crear ambientes perfectamente adecuados, distintos, separados y a cuál más bello o interesante: uno, en un lado, para que su marido recibiera a gusto a sus amigos ganaderos, toreros, picadores…y el otro, más íntimo y familiar, para el matrimonio y los tres hijos,  que tuvieron: Miguel, Rocío y Myriam.
Miguel Báez Litri fue un hombre afortunado en muchos sentidos. Tenía buen ojo e intuiciones. Adquirió amplios terrenos en la costa onubense, que se fueron revalorizando con el tiempo. Le gustaba la tierra y lo que de verdad disfrutaba era el campo y la ganadería, por eso le dijo a su esposa -veinte años más joven que él y de buena familia-: “Niña, tú te ocupas del patrimonio familiar, y yo del campo y la ganadería”.
Conchita Spínola, asombrada en un principio, se dejó aconsejar y acudió a un abogado y administrador sevillano, que con el tiempo llegaría a ministro. El campo y el patrimonio familiar iba aumentando como una bendición. Litri y su esposa tenían buena estrella y él lo reconocía. “La ´mejor faena´ fue casarme con mi esposa”, decía Litri, a la que conoció con quince años en la playa de Punta Umbría, cuando él le rompió a ella un castillo de arena y ella le reprochó que lo hiciera. Él se apresuró a restaurarlo, y se casaron tres años más tarde, cuando Conchita tenía 18.

Generoso y solidario 
Pero lo mejor y más desconocido de Miguel Báez Litri ha sido su generosidad solidaria con mucha gente, sobre todo personas mayores y necesitados, sin alharacas de ningún tipo. Ahora sí lo podemos decir: Con el padre Girón, hoy en proceso de beatificación, financió la mayoría de las casas de una residencia de ancianos en Higuera de la Sierra. Es la mejor residencia o la más bonita, por cuanto son casitas individuales donde los mayores viven muy a gusto. A las Hermanitas de la Cruz les tenía anualmente asignada una cantidad para su sostenimiento.
Regaló terrenos, cerca de Huelva, para que se plantaran huertas y viveros de plantas y flores, destinados a los jóvenes enganchados a la droga, y que pudieran trabajar y rehabilitarse allí de su dependencia.
    Ayudó a restaurar varias iglesias en Huelva, una de ellas, la Virgen de la Cinta. Tiene la Gran Cruz de la Beneficencia, porque toreó más de 200 festivales benéficos. Era Hermano Mayor del Rocío y contribuyó siempre a venerar y sostener la devoción a esa imagen de la Virgen.
       En los últimos años de su vida, Litri sufrió una larga enfermedad y estuvo cuidado atentamente por su mujer, Cochita. No pudo acudir a la segunda boda de su hijo Miguel, que se casó hace una semana como Casilda Ybarra. Murió en los brazos de su esposa.
    Mayte Spínola dedica un buen apartado de su libro "Vivencias" (2020) a elogiar al Litri, su cuñado, como un hombre genial y bueno, que sabía compartir lo suyo con todos. 
    Rocío Baez Spínola, pintora realista, forma parte del Grupo pro Arte y Cultura, desde su fundación en 1990.

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3 comentarios:

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

Muy bello Obituario.Un derroche de talento y glamour.

Juana Maria Herce

Norma D Ippolito dijo...

Hermosa nota !!!!Más que un obituario es una exaltación de Vida !!!No sabía nada de la existencia de este torero.Gracias!

Anónimo dijo...

Mi mas sentido pésame y me encanta tu articuló y a Conchita m lm a quiero y la admiro