Julia Sáez-Angulo
La histórica ciudad toledana de Torrijos es hoy la capital española de la producción de marcos y molduras para cuadros, con varias fábricas en este campo. Los artistas lo saben y son muchos los que buscan específicamente la denominación de origen o calidad de Torrijos. José Ruiz, presidente de Moldurera Toledana informa desde su gran fábrica, que cuenta con casi un centenar de empleados y diecinueve mil metros cuadrados de superficie. Una firma que suministra al por mayor a clientes españoles y extranjeros.
“A fecha de hoy contamos entre todas las naves con más de mil kilómetros de molduras (podría atravesarse toda España con una moldura de la casa). Un altísimo porcentaje de las que se consumen en España se fabrican en Torrijos, ciudad que cuenta ya con una imagen prestigio en ferias y mercados del sector”, explica José Ruiz. La producción es muy variada y va, desde la más simple hasta la más trabajada o barroca, en las que ya se aplica a mano el pan de oro o la plata para conseguir piezas espléndidas, que se utilizan para cuadros valiosos, museos y colecciones importantes.
El filósofo José Ortega y Gasset escribió un célebre ensayo, “Meditaciones sobre el marco” en su libro El Espectador: “Viven los cuadros alojados en los marcos. Esa asociación de marco y cuadro no es accidental. El uno necesita del otro. Un cuadro sin marco tiene el aire de un hombre expoliado y desnudo. Su contenido parece derramarse por los cuatro lados el lienzo y deshacerse en la atmósfera. Viceversa, el marco postula constantemente un cuadro para su interior, hasta el punto de que cuando le falta, tiende a convertir en cuadro cuanto se ve a su través”.
En la fábrica Moldurera Toledana trabajan además de españoles, rumanos, búlgaros, marroquíes, un italiano y un ruso. Este último sirve de intérprete con el mercado ruso, que está resultando muy pujante, según explica el presidente de la firma. José Ruiz es un empresario que recuerda con orgullo el oficio de carretero de su padre y muestra dos ejemplares de carros de su progenitor, adquiridos años más tarde de su fabricación y a la espera de su restauración.
Las maderas más utilizadas en Moldurera Toledadna son principalmente asiáticas o africanas como el ayous; sapelli; samba, pino, fresno o el roble americano. También el ramín de Malasia, del que cuentan varias partidas, aunque ahora está prohibida su exportación sin ser trabajada en el lugar.
Frente a lo que se piensa “los madereros somos los mejores conservadores de bosques y selvas, porque nos interesa que el negocio se perpetúe en condiciones óptimas de desarrollo sostenible”, explica José Ruiz. “En Suecia, desde que aumentaron las exportaciones, ha aumentado igualmente la masa boscosa del país. En las selvas se cuida de que, junto a un árbol que se tala, haya otro incipiente en el lugar para que vaya creciendo. En realidad son los agricultores del café o de la soja y los ganaderos de las zonas de selva los interesados en la destrucción de los árboles para ganar terreno a sus intereses. No hay que olvidar que los árboles tienen una vida vegetativa limitada, como todo ser vivo. A los fabricantes de molduras interesa que los árboles talados sean añejos porque resultan más rentable”.
Marco y cuadro; Cuerpo y alma
Las naves de la Moldurera Toledana son una sucesión imparable de pilas de madera en secaderos sucesivos sobre rastreles y maquinaria especializada en cortes de material y aplicación de moldes –varios miles de matrices- a los que se aplica el polvo de madera junto a la goma y el poliéster que la aglutina y da forma a las ornamentaciones. Todo un espectáculo de habilidad, destreza, artesanía y belleza, que culmina en la sala de muestrarios, donde se contemplan los cientos de acabados más bellos que acompañarán a los cuadros.
“Un marco sin moldura es un cuerpo sin alma” repiten los fabricantes de molduras al tiempo que muestran como una simple lámina gana en dignidad cuando va rodeada de un marco que la realza. “La madera es un material noble y vivo que registra los cambios de temperatura”, recuerda José Ruiz. “Es un material cálido que requiere que esté bien seca para trabajarla con todas las garantías”.
Recientemente se ha llevado a cabo en Barcelona una curiosa exposición sobre “el marco”, en la que se reflexiona conceptual y plásticamente sobre mismo. La relación entre marco y cuadro es “esencial y no fortuita; tiene el carácter de una exigencia fisiológica, como el sistema nervioso exige el sanguíneo y viceversa: como el tronco aspira a culminar en una cabeza y la cabeza a asentarse en un tronco”, escribió Ortega. José Ruiz está totalmente de acuerdo.
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