Julia Sáez-Angulo
Es el museo de la gran epopeya de los emigrantes españoles en América, no los de la Conquista del siglo XV sino los del siglo XIX que buscaron mejor fortuna en otro continente donde se hablaba español y ofrecía mejores oportunidades económicas para la vida. Muchos de ellos se integraron en los países elegidos: Cuba, Argentina y México, principalmente, y otros, los indianos, volvieron enriquecidos y dispuestos a ayudar a los habitantes de sus pueblos que dejaron, con escuelas, hospitales, asilos o lavaderos.
Colombres, un bello pueblo asturiano, ha creado un hermoso museo con muebles, baúles, objetos, estandartes, banderas, diplomas, juguetes, fotos, documentos... El edificio es una gran casona palacio pintada en azul y blanco en medio de un amplio jardín con palmeras, magnolios, adelfas y otras especies botánicas de interés. Desde el lugar se divisa el mar Cantábrico, nostalgia del charco que une los dos continentes que constituyeron la vida de los indianos. La Casa-museo fue levantada en 1906 y lleva el nombre de Quinta Guadalupe en honor de doña Guadalupe Castro, esposa de Iñigo Noriega, su creador.
Santiago González Romero, director del Museo de la Emigración, explica que se trata de a Fundación Archivo de Indianos que quiere documentar todo el movimiento migratorio de España, paralelo al europeo, que marchó a América durante el período comprendido entre la segunda mitad del XIX y la primera mitad del XX. “El museo no es una recreación sino un lugar que alberga mobiliario, objetos y documentos genuinos y reales”, explica el director.
“La Fundación sigue en contacto con las sociedades o centros asturianos creados por los emigrantes asturianos o españoles, muchos de ellos centros de acogida, recepción y encuentro de compatriotas. Muchos de ellos nos han facilitados los fondos documentales con los que cuenta el museo”.
“Prohibido hablar de política”
Más de mil visitantes al año pueden acercarse a la parte seleccionada entre trescientos mil documentos y una biblioteca especializada de tres mil volúmenes. El recorrido museístico es un “viaje de emigrantes desde preparando la partida hasta la llegada y los contactos”. “La aventura de Iñigo Noriega (1853-1920)” es el título de una de las salas expuestas, así como “Los hermanos Ibáñez Posada” –Manuel 1838-1891) y Luís (1845-1935), sobre la obra de estos indianos en Columbres. “Es encomiable la labor de solidaridad que ejercieron muchos indianos”, dice el director.
“No todo fueron triunfos y fortunas”, recuerda el director del Museo, pero “la palabra indiano funciona como metáfora elocuente de la emigración”. También se expone la emigración política, el exilio de españoles tras la guerra civil y muestra de ello es el busto del escultor Mariano Benlliure al general Miaja defensor de Madrid en 1937. A este exilio se le dedica una sala.
“Prohibido hablar de política”, dice uno de los carteles expuestos procedentes de un centro asturiano en América, en un museo que respira republicanismo. “La Fundación pretende propiciar encuentros entre los descendientes de asturianos o españoles en América y los que permanecieron en la península”, dice el señor González Romero. “Buena parte de la emigración se integró en los países de destino y conviene que conozcan su origen y se establezcan contactos. Es bueno para Asturias y bueno para las relaciones de España con otros países”.
Asturias es tierra rica en casas indianas, hórreos y paneras, pero sorprende a veces la desidia en su conservación como sucede en Llanes o Ruenes, por poner algunos ejemplos.
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