jueves, 18 de febrero de 2010

Alberto Bañuelos, escultor de la deconstrucción en la piedra

Alberto Bañuelos
Galería Salvador Díaz
Sánchez Bustillo, 7. Madrid
Febrero-Marzo, 2010




Alberto Bañuelos




Julia Sáez-Angulo


        La piedra, material noble donde lo haya, la abordan los menos escultores y los más puros y audaces, Alberto Bañuelos entre ellos. Actualmente el escultor expone sus últimos trabajos en la galería Salvador Díaz, una reconstrucción de la piedra natural, en su mayoría canto rodado o granito, que el autor vuelve a reconstruir de manera prodigiosa en piezas escultóricas que abordan formas arquitectónicas o naturales, que en algunos casos hasta se acercan a la apariencia floral.

Alberto Bañuelos (Burgos, 1949), residente en Madrid, uno de los escultores más coherentes en su trayectoria, expuso recientemente en el Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) una muestra –conmemorativa de sus 25 años de trabajo- titulada “La liturgia de las piedras”, en la que llevó a cabo una gran instalación en espiral con la pieza homenaje al prematuramente desaparecido Robert Smithson, que trabajaba a orillas del Gran lago Salado de Utah (Estados Unidos de América) su gran obra “Spiral”. La pieza de Bañuelos fue adquirida por el IVAM.

Bañuelos ha querido exponer en esta ocasión coincidente con ARCO, además de sus obras, su laboratorio de ideas, su proceso creativo en suma, a base de mostrar en vitrinas sus bocetos y maquetas que hablan de modo elocuente sobre las distintas propuestas llevadas a cabo, antes de elegir la forma definitiva. Esta indagación se aprecia de manera clara en el panteón a su padre y su familia: un hermoso juego de piedras que conforman una cruz abierta en el aire. Las maquetas en cubos no funcionaban con la verticalidad que requería la cruz y se optó por el paralelepípedo..

Maderas, escayolas, cartones, papeles o pequeños trozos de mármol muestran al espectador las distintas formas que la escultura puede ocupar en el espacio. El autor ha trabajado anteriormente con mármoles yugoslavos o de Carrara, en la piedra cristalina de Calatorao (Aragón) que parece casi mármol, en granito de Zinbabue, se decanta ahora de manera clara por la gran piedra de canto rodado, dura como el pedernal, sin olvidar el granito. Los toques de suavidad contrastan con la rugosidad del exterior de la piedra.

El interior de las piedras como parte de la escultura

El escultor en su de-construcción de la piedra quiere mostrarnos su interior, la belleza de su tacto en brillo, mate o rugosidad, según proceda el pulimento o bruñido. La escultura está igualmente dentro de los materiales, parece decirnos Bañuelos al dejar vacíos interiores de luz que juegan a mostrar habitables los espacios internos.

Algunas de las obras parecen yelmos o cabezas que provocan un diálogo con la mirada atenta a la forma. Muchas de estas piezas tienen vocación monumental aunque funcionen a la escala mostrada.

El autor expone también sus denominadas “Llaves”, esculturas verticales en granito de Zimbabue, especie de columnas o chimeneas de gran belleza. El autor habla de los materiales con conocimiento profundo: “el alabastro cuando lo pules parece piel. Las lascas de alabastro cuando se ponen al sol se pone rosa y ofrece unas transparencias soberbias para hacer esa especie de yelmos”.

El pintor sevillano Luis Gordillo, residente en Madrid, expone también un gran cuadro en la parte superior de la galería Salvador Díaz, junto al proceso de investigación de bocetos antes de decidirse por el cuadro definitivo.


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