lunes, 17 de diciembre de 2012



"Los demonios de Heidegger". Eros y Manía en el maestro de la Selva Negra






Franco Volpi reflexiona en su prólogo al libro Los demonios de Heidegger sobre las luces y las sombras en la vida y en el pensamiento del «maestro de la Selva Negra» así como sobre la relación entre Eros y filosofía. El libro ha sido publicado por la editorial Trotta.

Nada es más triste que la inteligencia cuando la vida se burla de ella. Y la vida —lo enseña la historia en abundancia— ama encarnizarse con la flor y nata de la inteligencia: los filósofos. Parece advertirles que la frontera entre la sabiduría y la estulticia es móvil, y nunca nadie puede estar seguro de encontrarse del lado correcto.


Poco sorprende, entonces, la caída del protofilósofo a la que nos toca asistir ya en los inicios del pensamiento occidental, cuando el sabio Tales, primer teórico, caminando absorto en la contemplación de la bóveda celeste, cae en un pozo y suscita la risa de una sirvienta tracia que se mofa de su torpeza práctica. ¿Por qué la vida, para burlarse de la inteligencia, ama servirse de lo femenino?

Topamos así, desde el principio, con la fatal discordia entre filósofos y mujeres: una querella que atraviesa la historia de la cultura hasta sedimentarse en lugares comunes que ni la actual ideología de lo políticamente correcto ha podido extirpar.

Sea como fuere: Heidegger es el último poderoso y sorprendente ejemplo de una larga serie de casos que valdría la pena rastrear bajo el título rigurosamente alemán de Kritik der erotischen Vernunft, o sea «Crítica de la razón erótica». Mejor aún: Lob der erotischen Unvernunft, o sea, «Elogio de la irracionalidad erótica». El «caso» del maestro alemán certifica con fenomenológica evidencia con cuánta soberana habilidad Eros puede capturar y enredar en sus caprichos, osadías y locuras hasta a la mente más sutil, la del más grande filósofo contemporáneo.

Basándose en una atenta indagación de las cartas de Heidegger a su esposa (recientemente publicadas por disposición de ella, consumando así una sutil venganza póstuma en contra del célebre e infiel marido), rastreando varias fuentes, epistolarios inéditos y documentos de archivo, y haciendo gala de una fina ironía, Ángel Xolocotzi y Luis Tamayo abren una increíble perspectiva sobre la vida privada del maestro alemán, regalando al lector estupefacto la historia completa —salvo probables sorpresas— de sus amores, así como la reconstrucción analítica de su crisis psíquica que lo empujó —según el reconocido heideggerista Otto Pöggeler, negado por el hijo Hermann Heidegger— hasta rozar la idea del suicidio.

Al terminar la lectura nos quedamos con la boca abierta. Sin palabras. Pues tan repetidas veces insistió Heidegger sobre su exclusiva concentración en un único problema, la cuestión del Ser, que logró difundir el mito de que su vida, al igual que la biografía de Aristóteles, se podía resumir en tres palabras: «Nació, trabajó, murió». Ahora, al contrario, sabemos que detrás del Heidegger especulativo estaba un Heidegger pasional y mujeriego, y que no fue tan solo la pregunta por el Ser la que atormentó sus días, y más aún sus noches, sino también otra cuestión: la pregunta por el Eterno Femenino y su irresistible encanto. Así que, en vez de simplificarse la vida y complicar su pensamiento, como sería menester para un filósofo, Heidegger acabó haciendo lo contrario: se complicó la vida y simplificó su pensamiento.

Los demonios de Heidegger. Eros y manía en el maestro de la Selva Negra brinda una contribución original y poderosa para matizar la biografía de Heidegger, en su esplendor y su miseria. Frente a la plaga de la escolástica heideggeriana y a la desbordante bibliografía, los autores no se rinden a la repetición sino que detectan un entramado inédito de vida y filosofía, desentrañando el profundo arraigo emocional del pensamiento de Heidegger, su sitio en la vida vivida. Y lo placentero es que, mientras más documentan sus afirmaciones, más otorgan alas a la imaginación.


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