Icono de Santa Tecla
Julia Sáez-Angulo
16. O1. 13 .- MADRID .- La catedral de Tuy ha llevado a cabo una pequeña exposición
de la icnografía de Santa Tecla en su sede. Aunque el edificio sacro no cuenta
con una imagen de esta santa oriental, como sucede en la cercana localidad
gallega de La Guardia, la catedral de Tuy le dedicó una atención iconográfica puntual.
Las piezas expuestas procedían de la poeta y traductora Tecla
Portela Carreiro (Tomiño. Pontevedra, 1956), la coleccionista gallega residente en Madrid. Entre
las obras se encontraba un icono rumano, un grabado alemán y dos
representaciones de los artistas Juan Jiménez y Linda de Sousa. Siria y Líbano
son los países con mayor número de iconos sobre esta santa del siglo I.
Tecla es una santa cristiana nacida en Siria en el primer siglo
después de Cristo y su fama de evangelizadora la llevó hasta Tarragona según la
tradición. La ciudad catalana, al igual que Siges, celebra su fiesta en septiembre
y el Ayuntamiento convoca e invita a comer a todas las mujeres que lleven el nombre
de Tecla.
santa Tecla
Tecla
Portela explica que solo 250 mujeres españolas están censadas con el nombre de
Tecla según el Instituto Nacional de Estadística de España, si bien no sabe cómo
se hace este censo, pues en rigor, ella se llama María Tecla y no sabe y ha
entrado en el cómputo. La poeta gallega se siente orgullosa de su nombre porque
es poco habitual y suena muy bien.
santa Tecla. La Guardia (Galicia)
La
catedral de Burgos cuenta con una preciosa hermosa representación barroca de
santa Tecla en la capilla de las confesiones. Algunas villas de Galicia también
conservan la antigua advocación de esta santa que se la suele representar con
la cruz y un libro, dado su carácter de evangelizadora de la doctrina de Cristo.
Italia, Portugal y Brasil cuentan con iglesias o ermitas dedicadas a la santa
siria.
El
martirio de Santa Tecla incluye –según Noguera-, entre otros, los siguientes
tormentos: Fue
lanzada a un foso con reptiles venenosos, que la respetaron. Se la ató entre
dos bueyes, para despedazarla, y estos perdieron su fuerza. La colocaron sobre
una pira para quemarla viva, pero el fuego se apartó y quemó a sus verdugos.
Por fin fue lanzada a los leones, los cuales lamieron sus heridas y sanó.
Datos biográficos de los artistas
SANTA TECLA - (Siglo I)
23 de septiembre
En el año 48 llegaron a Iconio San Pablo y San
Bernabé, en su segundo viaje misional. Iconio, ciudad floreciente todavía,
tenía en el comienzo del cristianismo una importante colonia judía. Un poco
antes de entrar en ella —dice una de las más antiguas leyendas hagiográficas
del cristianismo—, los dos apóstoles encontraron un hombre, que se postró
delante de ellos y los invitó a hospedarse en su casa. Se llamaba Onesíforo.
Pablo le siguió, y al llegar a la puerta, todos le recibieron con este saludo:
"Bienvenido seas, servidor del Dios verdadero". El apóstol entró,
rompió el pan, dobló las rodillas y habló acerca de la continencia y la
resurrección. Este relato no tiene nada de inverosímil, puesto que Onesíforo
pudo conocer a San Pablo en sus años de Tarso.
Diariamente
—continúa la leyenda— Pablo predicaba en la casa de un amigo con las puertas
abiertas. Y había enfrente una casa grande y rica, y en la casa una joven
hermosa, que no se cansaba de escuchar su palabra. Día y noche se la veía
clavada a la ventana, sin pestañear, sin comer, sin moverse un instante. Tenía
el nombre de Tecla, vivía con su madre Teoclia y con frecuencia iba a visitarla
un joven, llamado Tamiris, a quien había sido prometida en matrimonio. Alarmada
por la actitud de su hija, que seguía junto a la ventana en actitud de éxtasis,
Teoclia llamó a Tamiris con urgencia, pero ni la venida del joven pudo sacarla
de aquel extraño arrobamiento. En consecuencia, Pablo fue denunciado como
embaucador y hechicero. Se le condenó y se le llevó a la cárcel. Tecla entonces
salió de su casa, y soltando los aros de oro que rodeaban sus brazos, se los
dio al portero. A la puerta de la cárcel se acordó de que llevaba un espejo de
plata para comprar al carcelero. Entró rebosante de alegría, y sentada a los
pies del prisionero, escuchaba horas y horas las grandezas de Dios. El amor de
Tamiris se trueca en odio, la misma madre se hace acusadora de su hija delante
del gobernador; Pablo es flagelado y desterrado; en la playa se enciende una
inmensa hoguera para castigar a su discípula, pero Tecla se salva
milagrosamente, huye en busca del hombre que le había enseñado la ciencia de la
vida, e iluminada por la promesa de las bienaventuranzas, recorre el mundo
presa de una embriaguez divina.
¿Qué hay de
verdad en todo esto? Es difícil contestar, pero es un hecho que la figura de la
virgen de Iconio ilumina y perfuma a las primitivas comunidades cristianas. Se
relatan sus visiones, sus raptos, sus viajes; se habla de su belleza y su
sabiduría; se la presenta como la personificación viviente de la doctrina
predicada por San Pablo. No obstante, parece como si la realidad se perdiese en
el laberinto de la fábula. Desde principios del siglo II corre la novela de Los viajes de Pablo y Tecla, urdida con
piadosos discursos, esmaltada de prodigios extravagantes, henchida de sucesos
inverosímiles. Se dice que San Juan, que dirigía aún las iglesias asiáticas,
protestó; y Tertuliano asegura en su libro De
baptismo, cap. 17, que su autor, un sacerdote, fue despojado de su
dignidad. Más tarde, San Jerónimo, coloca entre los apócrifos Los viajes de
Pablo y Tecla y toda la fábula del león bautizado" (De viris illustribus, VII). No obstante, el apócrifo recorre el
mundo en todos los lugares orientales, y la imagen de Tecla sigue brillando
esplendorosa en el amanecer del cristianismo. Los mártires la invocan en las
llamas, su sabiduría es celebrada en todo el Oriente, y los Padres de la Iglesia griega cantan sus
virtudes y sus triunfos. "A ella —dice San Metodio en el Banquete de las diez vírgenes— la más
bella y florida de las coronas, porque brilló sobre todas en el heroísmo de la
virtud", y el mismo San Jerónimo, que catalogaba su leyenda entre los
apócrifos, cree que había en ella algo de verdad, puesto que, al terminar su
carta a Eustoquio, evoca el día de la partida, "en que María avance hacia
el alma triunfadora y Tecla se apresure radiante para abrazarla", y en su
Crónica, en el año 376, recuerda que Melania llegó a Jerusalén, "donde sus
virtudes hicieron de ella una nueva Tecla". Por la vida de San Martín
sabemos que el Santo recibía frecuentemente la visita de Inés, Tecla y María,
así como de los apóstoles Pedro y Pablo.
El centro
del culto de la "protomártir semejante a los apóstoles", estaba en
Meriamlik, cerca de Selefkie o Seleucia. La basílica de la Santa , uno de los más
concurridos santuarios de la antigüedad, era una construcción monumental,
magníficamente decorada. Bajo el templo se encontraba la gruta en que Tecla
habría terminado su vida antes de desaparecer tras de la roca, que se cerró
para ocultar su cuerpo. Lo propio de este culto es que en él falta la tumba.
San Basilio, en el libro de los Milagros,
nos habla de las impresiones de los peregrinos del siglo V. "Uno ensalza
el esplendor de las fiestas, otro la inmensa multitud de los visitantes, otro
el gran número de los obispos, otro la elocuencia de los oradores, otro la
belleza de la salmodia, otro la concurrencia de los fieles a los oficios de la
noche, otro la magnificencia de las ceremonias, otro la piedad de los
asistentes, o los apretujones de la multitud, o el calor sofocante, o el oleaje
de los que entran y salen, los gritos, las disputas, el desorden y hasta las
disputas por ocupar los primeros puestos durante la celebración de los santos
misterios." Entre los milagros que nos cuenta el obispo de Seleucia hay
algunos que nos recuerdan casos parecidos de los templos paganos, como este que
antaño se había atribuido a Asclepios: "Una madre presenta ante la Santa a su hija, que estaba
a punto de perder un ojo; la lleva al parque de las aves, y mientras la niña
juega con ellas, un ganso le pica en el ojo enfermo. Hubo gritos y lamentos,
pero pronto pudo verse que el ave había hecho reventar un abceso, con lo cual
la paciente sanó rápidamente".
El poder de la Santa atraía peregrinos de
todas las regiones del Imperio. Allí se postró Gregorio de Nacianzo; allí se
presentó muchas veces Tarasio, corresponsal de San Isidoro de Pelusio; allí
llegó también, en 415, la monja española Eteria, que oró junto al martyrium, y mandó luego que la leyesen
las actas de la
Santa. Jerusalén tenía también su iglesia de Santa Tecla,
situada en Bethfagé; la tenían también Antioquía y Constantinopla, y en Chipre
había cinco localidades con el nombre de Hagia-Thekla, con ferias el 24 de
septiembre, que era, según los calendarios orientales más antiguos, el día de
su fiesta. En 1320, el brazo de la
Santa , lo único que había quedado al desaparecer detrás de la
roca, fue trasladado de Armenia a Tarragona, cuya catedral está consagrada a su
memoria. De aquí el culto que se le rinde en el Levante español. Un primitivo
de la escuela levantina, tal vez Jacomart, representa a San Martín hablando con
Nuestra Señora, con Santa Tecla y Santa Inés, inspirándose en el relato de
Sulpicio Severo.
FRAY JUSTO
PÉREZ DE URBEL, O. S. B.
Las leyendas de Santa Tecla son tantas y tan variadas que,
con la misma frecuencia que pasan a una diversísima - y dispar - iconografía
(el león amansado, el fuego que acariciaba, el brazo que sobresalía de la cueva…
el libro, la cruz, la “Tau”…, variando de un lugar a otro), se ponen en
entredicho, como muy bien podemos observar en las explicaciones y referencias
de Fray Justo Pérez de Urbel.
En Malula (a 40 km de Damasco – Siria) se encuentra su
Santuario, enclavado en el último reducto en el que todavía se habla en arameo.
***
Además de “la nuestra” – Tecla de Iconio, que la liturgia
católica celebra el 23 de Septiembre, y el calendario ortodoxo el 24,
tratándola como “Equiapóstol” y venerándola como predicadora, también podemos
encontrarnos
- Santa Tecla (de Romaña), virgen (†264) – 10 de Enero.
- Santa Tecla, virgen y mártir (†293) – 18 de Enero.
- Santa Tecla, mártir (†250) - 19 de Agosto.
- Santa Tecla, mártir (†250) – 30 de Agosto.
- Santa Tecla, mártir (†347) – 9 de Junio.
Casi todas ellas siguiendo la fama y la estela de Tecla
de Iconio.
- Santa Tecla – Tekla - (de Kitzingen). (790). De origen inglés, monja
benedictina, fue enviada por San Bonifacio a Kitzingen, en Baviera (Alemania)
en donde murió como Abadesa. – 15 de OctubreDatos biográficos de los artistas
JUAN
JIMÉNEZ, madrileño castizo, hombre de amplia cultura y sólida formación artística,
es un maestro de la línea. Expone regularmente en galerías de España, Portugal
y Francia, y cuenta con varios galardones y reconocimientos, tanto nacionales
como internacionales.
Su “Santa Tecla de Tarragona”, aunque con atributos
clásicos, nos la representa desafiante y moderna en su concepción pictórica...
posiblemente en un guiño a la permanencia de los verdaderos valores aun entre
el desconcierto contemporáneo.
LINDA
DE SOUSA nació en Lisboa, pero reside en Madrid desde 1970. Profesora de artes
plásticas, crítico de arte, conferenciante… su desbordante capacidad creativa y
su enorme versatilidad la llevan a sobresalir en pintura, escultura,
instalación, comisariado de exposiciones etc. Ha expuesto en más de una
veintena de países de Europa y América, habiendo recibido innumerables premios
y distinciones.
Su “Santa Tecla, patrona de los Internautas” (aunque
apócrifa) representa a la Santa con un ordenador que, en sus manos, sustituye
al libro. El uso de la Tau consigue que esta versión, aparentemente
provocadora, acabe produciendo un desconcertante atractivo espiritual.
Grabado alemán "Santa Tecla"
Autor: MARTIN
ENGELBRECHT
(Augsburgo, 1684-1756)
Se encuentra
entre los más importantes y prolíficos impresores y grabadores alemanes de su
época. Aunque realizó (junto con su hermano Cristian) todo tipo de trabajos -
desde retratos de monarcas e ilustraciones para libros, hasta iconografía
religiosa y pequeñas estampas - alcanzó una gran popularidad por sus “dioramas”
(especie de teatrillos recortables, que se divulgaron e hicieron famosos en
toda la Europa del momento) y por sus abecedarios.
SANTA TECLA
Icono pintado sobre cristal. Año 2011
Autora: SUZANA
ILIE (Bucarest - Rumanía)
Licenciada en
Pintura por la Universidad Nacional de Artes de Bucarest
Licenciada en
Teología (especialidad en Arte Sacro) por la Universidad de Bucarest.
Representa a
Santa Tecla según una de las más conocidas iconografías orientales, muy
reproducida en la Iglesia Ortodoxa.
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