Ramón Jiménez, autor de
la singular novela “El baile del Emperatriz”
Ramón Jiménez
Julia Sáez-Angulo
El escritor Ramón Jiménez Pérez (Ávila, 1957) ha publicado
una novela muy original titulada “El baile del
Emperatriz”, editada por la Pigmalión. El libro fue presentado en Ámbito
Cultural de Madrid por Carlota Cuesta y el acto estuvo muy concurrido de
público.
Autor nato de narrativa breve, en esta ocasión Ramón Jiménez
ha llevado a cabo una novela de ciento trece páginas –nivola la hubiera llamado Miguel de Unamuno- según señaló Ramón
Pernas, director de Ámbito Cultural, en la presentación del libro.
Carlota Cuesta por parte destacó la gran singularidad de
esta novela que utiliza los textos auxiliares como la “contraportada”, la “dedicatoria”
y la “cita” como elementos de capítulos sobre un personaje insólito Babel,
víctima de un desamor.
La narración deriva en un desideratum de pensamiento, acción
y locura, donde el absurdo poético y el surrealismo se dan la mano. El propio
autor lo explica así cuando habla de la aparente inconsistencia gramatical del
título:
“Es
que su protagonista “pierde pie” a cada paso, lo que le lleva a desplazarse por
la ciudad atropelladamente, al ritmo de una suerte de baile de san Vito. Es un antihéroe
que cae y se levanta, cae y se levanta, porque dice el proverbio chino: “si
caes siete veces levántate ocho”. Así que también es cierto que nunca abandona
la esperanza, y esa vocación suya permanente de superar todos los obstáculos es
el optimismo de este libro”.
“Yo
diría que sus temas fundamentales son la falta de seguridad en uno mismo, que
en este caso viene provocada por el desamor de una mujer, telón de fondo
poético sobre el que se proyecta toda la historia; y la búsqueda de la
comunicación con los demás que procura obsesivamente el personaje principal”.
Una cuestión de identidad
“Basta
un percance en la vida de una persona para que ésta pierda los papeles de un
momento a otro. Y de ahí al desequilibrio absoluto y al disparate puede no
haber más que un paso (o muchos, en ese baile de tropiezos al ritmo de la nueva
música que impone la vida). El macho más ibérico puede acabar dudando hasta de
su propia identidad, incluso la sexual, en un momento dado, según las
circunstancias. He elegido precisamente el equívoco de la condición sexual, por
su fácil comprensión, a modo de paradigma para reflejar el caos mental de las
personas que pasan por el trance de un supremo desasosiego; y he optado por “el
emperatriz” por resultarme más fácil ponerme en su lugar; pero igualmente
podría ser “la emperador”, por no salir de este campo minado de incertidumbres.
Pero todo ello como posibilidad, como atracción fatal, como debilidad
psicológica sobrevenida. De hecho Babel, que así se llama el personaje
principal de esta historia, lucha todo el tiempo, denodadamente, por escapar al
influjo del torbellino de la confusión y seguir siendo él mismo en los nuevos
horizontes que busca sin cesar”.
A
menudo pienso qué era de esas personas antes de acabar durmiendo en un banco en
la calle. Tal vez alguno fuese legionario antes de convertirse en “emperatriz”.
Quizá por eso la calle fantasmagórica ocupe un lugar tan importante en mi libro”.
“Una
obra literaria, por otra parte, que si fuese una novela, sería desde luego muy
poco convencional. Para empezar, desconfía profundamente tanto de las
dedicatorias y de las citas como de las contraportadas al uso, por falsas y
deformadoras de la realidad a la que deberían atenerse. Por eso, en esta
“novela”, entre comillas, la contraportada es un capítulo aparte, aparentemente
serio, que en realidad es una broma que remata con la ironía de que acaba
recogiendo su propia crítica especializada, por ejemplo aquella que dice que es
un “libro imprescindible” según firma “la abuela del autor”. ¿No abundan acaso
libros en cuya contraportada o contracubierta se dice con toda pompa que son
imprescindibles? ¿Por qué entonces no iba a serlo el mío?”
“Por
todo ello, presenta este baile del emperatriz una estructura tan fragmentada y
tan variada en tonos narrativos y en enfoques. Sirva de muestra el capítulo
titulado “Movies”, integrado por 6 breves viñetas literarias de aire
cinematográfico, que contribuyen a crear el ambiente de desamparo y soledad en
que habrá de moverse el protagonista”.
“Se
trata, en definitiva, de una obra caleidoscópica y psicodélica en que, además,
he jugado con el lenguaje para distorsionar a propósito, de manera coherente y
divertida, el discurso tradicional”.
Un
discurso narrativo cuyo hilo conductor, a medida que avanza, va recogiendo
todas las informaciones dadas desde el principio, lo que permite abarcar
finalmente, de un solo vistazo, la historia contada en su conjunto”.
Más información
No hay comentarios:
Publicar un comentario