Centenario de la creación de la Dirección General de Bellas Artes el día 26 de
enero de 1915.
L.M.A.
El
Centenario de la creación de la Dirección General de Bellas Artes, que
celebramos hoy, nos ofrece una oportunidad magnífica para poner de relieve la
actualidad de los valores que esta unidad administrativa ha venido defendiendo,
la importancia de seguir trabajando en su protección y los nuevos desafíos que
se presentan a estas alturas del siglo XXI.
La
cultura nos hace más libres, añade sentido a nuestra existencia individual y
conforma el núcleo de las señas de identidad de nuestro país, nuestra tarjeta
de visita ante el mundo. Un mundo globalizado que, sin embargo, valora lo
particular y concreto. Resulta, por tanto, esencial cuidar nuestras marcas
diferenciales, pues nos hacen únicos y constituyen una indudable fuente de
riqueza.
El
patrimonio cultural, en palabras de la UNESCO, es la herencia cultural propia
del pasado de una comunidad. Las entidades que identifican y clasifican
determinados bienes como relevantes para la cultura de un pueblo, de una región
o de toda la humanidad, velan por su salvaguarda y protección para que sean
preservados debidamente para las generaciones futuras y puedan ser objeto de
estudio y fuente de experiencias emocionales para todos aquellos que los usen,
disfruten o visiten.
En
este contexto, España es el tercer país del mundo que tiene más bienes reconocidos
en la Lista de Patrimonio Mundial y el cuarto en la Lista Representativa de
Patrimonio Cultural Inmaterial.
La
Dirección General de Bellas Artes nació gracias al empeño del Conde de
Romanones. A pesar de sus escasos recursos iniciales, ha sobrevivido
ejemplarmente dando lugar, pasados los años, al Ministerio de Cultura –actualmente
Secretaría de Estado de Cultura–.
Hoy
la Dirección General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y
Bibliotecas es una de las más antiguas de la Administración General del Estado y
ha mantenido la mayoría de sus competencias originales, aunque éstas han ido
transformándose igual que ha cambiado nuestro país y el mundo en el que
vivimos. Tres factores históricos marcan estas transformaciones:
El
primero fue el proceso de descentralización política y administrativa que supuso
la Constitución de 1978 con la creación de las Comunidades Autónomas y el
impulso de los Ayuntamientos democráticos.
En
segundo lugar, la revolución digital y los cambios en la sociedad de la
información que incorporan nuevas herramientas hasta ahora inéditas para
guardar, preservar, investigar y difundir los bienes culturales.
Por
último, la internacionalización de la protección. En este sentido, España ha
ratificado cinco importantes Convenciones de la UNESCO: Protección de los Bienes Culturales en caso de conflicto Armado
(1954), Lucha contra el tráfico ilícito
de Bienes Culturales (1970), Protección
del Patrimonio Mundial Cultural y Natural (2001), Protección del Patrimonio Cultural Subacuático (2001) y Salvaguardia del Patrimonio Cultural
Inmaterial (2003). Asimismo, nuestro país, a través de la Dirección
General, es miembro fundador de Europeana
–el portal europeo de acceso a millones de recursos digitales de archivos,
bibliotecas, museos y colecciones audiovisuales– y a través de su equivalente
nacional Hispana, contribuye a dar
visibilidad a nuestro patrimonio cultural.
Nuevos
retos que se han incorporado a las competencias actuales de la Dirección
General entre las que están la protección, restauración, conservación y
salvaguardia del patrimonio histórico, incluido el patrimonio documental y
bibliográfico, el patrimonio cultural inmaterial, la gestión de los museos y
archivos de titularidad estatal y la promoción de la creación artística.
Para
el futuro, y especialmente en este año de celebración, los objetivos siguen
siendo múltiples. Quizá uno de los más urgentes sea implicar de un modo más
eficaz a la sociedad civil en las tareas de protección y conservación de
nuestro patrimonio cultural difundiendo la nueva normativa de promoción del
mecenazgo y educando a la infancia y a la juventud en estos valores. Es preciso
además, en los próximos meses, consolidar nuestro liderazgo en el ámbito del
Patrimonio Mundial de la mano de la UNESCO para poner en valor junto a nuestro
patrimonio artístico, monumental, arqueológico y documental, la protección de
nuestro patrimonio subacuático y nuestro riquísimo patrimonio inmaterial. Asimismo,
resulta prioritario proteger, dentro de las competencias estatales, los museos,
los archivos y las bibliotecas públicas como centros vivos que cuidan del
pasado y siembran para el futuro.
Esta
fecha constituye una ocasión inmejorable para rendir homenaje a las personas
que han hecho posible que esta institución sea desde hoy centenaria: Directores
Generales de Bellas Artes precedentes, empleados públicos de la Dirección
General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y Bibliotecas, así
como todas las personas e instituciones que a lo largo de este periodo que hoy
conmemoramos han contribuido con su esfuerzo y su entusiasmo a proteger,
defender y aumentar nuestro patrimonio cultural y documental: artistas,
arquitectos, conservadores de museos, restauradores, bibliotecarios,
archiveros, administrativos, ordenanzas, vigilantes de museos, empresarios,
mecenas y colaboradores de todo tipo.
Hemos
heredado una tradición que honra a nuestro país. Somos custodios de valores
culturales que nos convierten en protagonistas de la Historia Universal.
Nuestro deber como ciudadanos y gestores públicos es conservar esta herencia,
ponerla en valor y proyectarla hacia el futuro.
Una
tarea apasionante que, en esta fecha tan señalada, invito a compartir.
Madrid, 26 de enero de 2015
Miguel Ángel Recio Crespo
Director General de Bellas Artes y Bienes Culturales y de Archivos y
Bibliotecas
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