L.M.A.
El
profesor F. Javier Campos, OSA, ha sido el coordinador del equipo investigador
que ha dado lugar al estudio y libro Lutero, su obra y su época, publicado por el Real Colegio
Universitario María Cristina en la colección del
Instituto Escurialense
de Investigaciones Históricas y Artísticas, no 55.
La publicación va
dedicada al “profesor José Manuel Pérez-Prendes, maestro y amigo, por el
interés mostrado en que estos trabajos vieran la luz de las prensas”.
Javier Campos y Fernández
de Sevilla dice en la presentación:
“En el mundo religioso y cultural, político y económico,
este año 2017 no pasará desapercibido la conmemoración del V Centenario en que
un religioso agustino, profesor de la Universidad de Wittenberg, en octubre de
1517 propuso 95 Tesis a un
reducido grupo de teólogos como materia de estudio y trabajo para un debate que
nunca se celebró. Los más serios biógrafos niegan que fuesen clavadas en la
puerta de la capilla del castillo de Wittenberg, debiendo suprimirse la
escenografía que este supuesto hecho ha tenido en la historia de la Reforma
aunque ese acto sin mayor trascendencia que la académica terminó convirtiéndose
en el inicio de una sucesión de hechos cuyo fin nadie podía prever.
“Con el deseo y el anhelo de esclarecer la verdad, las
siguientes proposiciones se debatirán en Wittenberg bajo la presidencia del
R.P. Martín Lutero, Maestro en Artes y en Sagrada Teología, y Lector Ordinario
de esta última en la mencionada población. Por ello, ruega que, los que no
puedan debatir con nosotros presencialmente, que lo hagan, aunque estén
ausentes, por escrito. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Amén”.
(Encabezamiento de las 95
Tesis, traducción del Prof. M. A. Coronel en
esta misma Revista).
Las propuestas que hace Lutero son sobre las
indulgencias, materia sobre la que no tiene un pensamiento claro -incluso con
ciertos matices heterodoxos-, y busca opiniones de teólogos con los que
contrastar su pensamiento y encontrar argumentos para fundamentar su visión de
la justificación, al tiempo que rechaza la extendida concepción de la
penitencia que se mantenía en la religiosidad popular. Para eso debía impugnar
el sentido y valor de las indulgencias, cuyo factor desencadenante fue la
predicación de una indulgencia concedida por León X para la fábrica de San
Pedro (basílica vaticana) que se estaba predicando en los pueblos de la zona de
Wittenberg.
Motivos ajenos a la disputa teológica que pretendía tener
Lutero en el campo académico comenzaron a ensombrecer el horizonte; el agustino
fue espoleado en sus creencias y sus angustias, al tiempo que era utilizado por
el príncipe elector de Sajonia Federico III y sus intereses,
por los otros príncipes alemanes y sus aspiraciones, por el emperador Carlos I
y sus problemas, por los legados pontificios y el mismo León X que también
necesitaba ayuda. Todos intentaron obtener provecho de los acontecimientos de
variada cualidad y cuantificación.
Por medio estaba la Orden de San Agustín que no supo
descubrir y aproximarse al problema espiritual de uno de sus miembros de la
Congregación de la Observancia de Sajonia, inteligente y trabajador, y con una
enorme personalidad científica inmersa en el individualismo renacentista que se
extendía por Europa. También orgulloso -“Yo soy sajón; un rústico y duro
sajón”, repetía-, por ser consciente de su valía, que se mezclaba con una
angustia personal y luchaba con una conciencia amenazada por dudas y temores.
Junto a su entrega sincera estaba el convencimiento de que los votos religiosos
no anulaban la condición humana de nacimiento, y lo que con ello se transmitía,
y a lo que se añadía cierta implicación de un sentimiento histórico de tipo
nacionalista.
Se antepusieron intereses políticos a las razones
religiosas y las posturas se fueron alejando y radicalizando, en la medida que
los intentos diplomáticos fracasaron, hasta resultar cada vez más desconocidos
cualquiera de los protagonistas según fueron transcurriendo los años. Terminó
imponiéndose la vía romano- canónica a la académica-teológica; fr. Martín
confesaba al P. Staupitz: “Dios me arrebata y me arrastra; no soy dueño de mí”.
Cuando Lutero quemó la bula de excomunión en Wittenberg y
a las hogueras encendidas por el decreto de Worms se arrojaron las obras de
fray Martín, también en las llamas se comenzaba a abrasar el respeto a la
autoridad pontificia que enseñaba, regía y santificaba la Iglesia cristiana por
voluntad del mismo Jesucristo. Y también se hacían cenizas determinadas ideas,
creencias, modelos de vida y principios morales.
Desde el punto de vista ecuménico este año habrá que
recordarlo porque el papa Francisco -sucesor de León X, Adriano VI, Clemente
VII y Pablo III-, viajó a finales del pasado año 2016 a Suecia al comenzar la
Iglesia Anglicana las conmemoraciones del centenario. De él tomamos unas
palabras:
“Queridos hermanos y hermanas:
Doy gracias a Dios por esta conmemoración conjunta de los 500 años de la
Reforma, que estamos viviendo con espíritu renovado y siendo conscientes que la
unidad entre los cristianos es una prioridad, porque reconocemos que entre
nosotros es mucho más lo que nos une que lo que nos separa. El camino emprendido para lograrla es ya un gran don que
Dios nos regala, y gracias a su ayuda estamos hoy aquí reunidos, luteranos y
católicos, en espíritu de comunión, para dirigir nuestra mirada al único Señor,
Jesucristo”.
(Palabras del Papa en el Evento ecuménico en el Malmoe
Arena, lunes 31 de octubre de 2016. © Copyright - Libreria Editrice Vaticana).
“... También nosotros debemos mirar con amor y honestidad
a nuestro pasado y reconocer el error y pedir perdón: solamente Dios es el
juez. Se tiene que reconocer con la misma honestidad y amor que nuestra
división se alejaba de la intuición originaria del pueblo de Dios, que anhela
naturalmente estar unido, y ha sido perpetuada históricamente por hombres de
poder de este mundo más que por la voluntad del pueblo fiel, que siempre y en
todo lugar necesita estar guiado con seguridad y ternura por su Buen Pastor.
Sin embargo, había una voluntad sincera por ambas partes de profesar y defender
la verdadera fe, pero también somos conscientes que nos hemos encerrado en
nosotros mismos por temor o prejuicios a la fe que los demás profesan con un
acento y un lenguaje diferente...”.
(Homilía del Papa, en la Oración ecuménica conjunta en la
catedral luterana de Lund, lunes 31 de octubre de 2016. © Copyright - Libreria
Editrice Vaticana).
LUTERO, SU OBRA Y SU ÉPOCA.
LUTERO, SU OBRA Y SU ÉPOCA.
Siguiendo esa actitud y caminando en esa dirección la
Orden de San Agustín no debería permanecer en silencio y tener algún gesto
institucional de reconciliación con quien fue hijo suyo, admirado y respetado
durante tiempo.
Consciente del hecho histórico la Dirección de la Revista
e-SLegal History Review ha querido sumarse a la conmemoración centenaria reuniendo un conjunto de
trabajos de especialistas sobre diversos aspectos de la vida, la obra y la
época de Martín Lutero. (e-SLegal History Review, no
24, Enero 2017. ISSN 1699-5317), cuyos textos
salen ahora en edición impresa, con el agradecimiento del Instituto
Escurialense de Investigaciones Históricas y Artísticas”.
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