lunes, 5 de marzo de 2018

“Picasso, Una carta siempre llega a su destino”, conferencia de Fernando Castro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid


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 "Otro portal de Belén", según Eugenio Granell



 Fernando Castro


Julia Sáez-Angulo
Fotos A. Zapisek

            05/03/18 .- MADRID .- “Picasso, Una carta siempre llega a su destino” fue el título conferencia de Fernando Castro en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, con motivo de la exposición que tiene lugar en la citada institución titulada “Picasso y el Museo”.

            El conferenciante habló del cuadro Guernica de Picasso y las múltiples interpretaciones que ha tenido a lo largo del tiempo por distintos autores. Un cuadro, concluyó, del que se ha creado un mito, un logo que ha cristalizado en un claro rechazo al militarismo.  Picasso habla siempre de sí mismo en su pintura, quien va numerando y fechando como fases de una misma actuación.

            La conferencia se fue ilustrando con el cuadro, sus distintas figuras, así como las manipulaciones y derivaciones a que lo han conducido otros artistas, entre ellos José Ramón Amodarain, que pintó en una ligera menor escala las once  fases de la ejecución del Guernica, fotografiadas por Dora Maar.

            Un juego de apropiacionismo pictórico o artístico, de antropofagia pictórica que se ha llevado a cabo con el Guernica por distintos autores. Castro se refirió en varias ocasiones a la denominada “angustia de las influencias” de los artistas.

            También se refirió a la esterilidad artística que Picasso sintió en los años 50, toda una crisis, tras el gran reconocimiento que tuvo después de la guerra. Se sintió colocado en un lugar del que solo cabía declinar. Entre tanto fueron llegando otros movimientos como el expresionismo, el pop, Fluxus, el conceptual de Joseph Kosuth… a los que Picasso ignoró y se refugió como guardián de la tradición con el pintor y su modelo, él que había destruido precisamente la pintura.

            Algunos lo tacharon de decadente y decrépito. Picasso se encontró en una etapa paranoico-depresiva en los 50, como bien lo denunciara su compañera Françoise Gillot en su libro de memorias. Picasso no podía soportar la resurrección de Duchamp en los años 60, como origen de diversos movimientos, después de que, desde el año 1932 hubiera desaparecido como un “des-artista”, al decir de André Breton.

            Fernando Castro recordó el libelo contra el Guernica de Antonio Saura, que lo calificó de gran cartelón, ausente de color,  y habló también del desacierto de la última exposición del Guernica en el Museo Reina Sofía, junto a sus cuadros de bailarinas, un análisis formal sin sentido alguno, con motivo del 80 aniversario de la llegada del cuadro a España. Igualmente se recordó  la calificación que Eugenio Granell hizo del Guernica de Picasso como "el último portal de Belén".

"Guernica" de Picasso
           


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