MUSÉE
D’ART MODERNE DE LA VILLE DE PARIS. 1971 Cartel en serigrafía sobre papel
L.M.A.
11/10/18 .- MADRID .- Coproducida
por la Fundación Juan March, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando,
la Fundación Museo del Grabado Español Contemporáneo y la Junta de Comunidades
de Castilla-La Mancha, se presenta en la Calcografía Nacional la obra gráfica
completa de Millares
La
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando se honra en presentar en Madrid
la extraordinaria muestra de Manolo Millares: DESCUBRIMIENTOS
MILLARES, 1959-1972 [OBRA GRÁFICA COMPLETA DE MANOLO MILLARES], que recoge
por primera vez su obra gráfica completa, así como la presentación del catálogo
razonado de la misma del que su autor, Alfonso de la Torre, es comisario de la
exposición.
El
hecho de que la Calcografía Nacional de la Real Academia de Bellas Artes de San
Fernando sea la primera sede de lo que será una posterior itinerancia en las
otras entidades que han patrocinado este proyecto, refuerza con su prolongación
en el Gabinete Goya la fuerte identidad de la obra de Millares, enraizándola en
el mismo sentimiento de rebeldía que inspiró la obra de Goya. La obra gráfica,
con la vocación de difusión que está en su propia esencia, eleva el grito de libertad
de estos dos maestros para trascender los reductos de su pintura. Así, con esta
primera sede de la exposición, el paralelo entre Millares y Goya se hace más
evidente pues sus obras revolucionarias asumen los mismos riesgos, ya que nacen
en el mismo seno de una sociedad con semejantes represiones.
La
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, quiere mostrar su agradecimiento
y satisfacción al Museo del Grabado Español Contemporáneo de Marbella, la Junta
de Comunidades de Castilla-La Mancha y la Fundación Juan March, por hacer
posible esta coproducción que nos devuelve a la más absoluta actualidad la
extraordinaria obra de Manolo Millares.
Juan
Bordes Académico delegado de la Calcografía Nacional
No
parece extraño el interés que Manolo Millares Sall (Las Palmas de Gran Canaria,
1926 - Madrid, 1972) mantuvo a lo largo de su trayectoria por el grabado y las
técnicas gráficas en general –los sistemas de multiplicación de imágenes,
refiriendo una terminología contemporánea-, si recordamos su fascinación de
infancia por los grabados de Francisco de Goya, Caprichos (1797-1799) y
Desastres
de la guerra (1810-1815) que, contemplados mediante reproducciones
halladas en 1933 en libros de la casa familiar en Las Palmas, ejercerían un
poderoso atractivo en el niño y futuro artista.
Unos
años después, este “hijo entrañable de Goya” realiza sus primeros monotipos,
estampación única mediante la aplicación de pigmento en un plano, luego
transferido a un papel ejerciendo presión. El monotipo invadirá, además,
algunas zonas de sus dibujos como un recurso técnico que, inevitablemente,
obliga a mencionar las pintaderas de los aborígenes canarios.
Acto
previo a su interés por la estampación calcográfica, fue su vinculación a la
publicación Planas de poesía (1949-1951) realizando portadas e ilustraciones, así como
colaboraciones en diversas publicaciones antes de su viaje a la España
peninsular (1955). Artista de avanzada,
como
era voz de su tiempo, fue mucha su vinculación al libro y a la revista, a las
ediciones en general, embargado por una cierta tipofilia, si pensamos en
carteles y portadas, ilustraciones para revistas u otras publicaciones (como su
frecuente presencia en las ediciones de Ruedo Ibérico) a lo largo de su
trayectoria, partiendo de su encuentro con Lourdes Castro y René Bertholò e
inmerso en el proyecto artístico de la revista KWY, durante los
años 1959 y 1961.
Esta
revista, prácticamente artesanal, era realizada en serigrafía bajo diferentes
formatos gráficos y distintas periodicidades. Los Millares encontraron al
matrimonio Castro-Bèrtholo en París a finales de mayo de 1959, con ocasión de
la exposición La jeune peinture espagnole. 13 Peintres espagnols
actuels, celebrada en el Museo de Artes Decorativas. En esa fecha KWY se preparaba
en la rue des Saints-Pères, en Saint Germain, siendo Bèrtholo un buen conocedor
de la técnica serigráfica. Manolo Millares colaboró en dos ejemplares de esta
revista, efímera y de breve edición, realizando una portada serigráfica y la
reproducción de un dibujo para los números cinco (diciembre de 1959) y ocho
(otoño de 1961). Éstos fueron tempranos trabajos serigráficos del artista, y a
ellos alude la fecha inicial de la exposición.
El
corpus de la obra gráfica de Manolo Millares, unas cincuenta obras, quedaría en
buena parte reunido en cinco carpetas, en su mayoría realizadas mediante
técnicas tanto calcográficas como serigráficas: Mutilados de paz (1965), Auto de fe (1967), Antropofauna (1970), Torquemada (1970) y Descubrimientos-Millares, 1671 o Descubrimiento
en Millares 1671. Diario de una excavación arqueológica imaginaria y barroca (1971).
Mutilados
de paz (1965) fue la primera carpeta serigráfica, estampada por Abel Martín.
Contenía cuatro estampas, presididas por un poema escrito por Rafael Alberti en
Roma, bajo el cuidado de Gerardo Rueda. A ella seguirá Auto de fe (1967), otros
cuatro grabados a punta seca, concebida con Elvireta Escobio. Una edición casi
artesanal (veinte ejemplares numerados) estampada en el taller de Dimitri
Papagueorguiu reproduciendo fragmentos del libro Causas del Tribunal del
Santo Oficio de la Inquisición en Canarias, desde los legajos
recuperados por su bisabuelo, Agustín Millares Torres, de la torva destrucción
por un carretero en la rada atlántica.
Antropofauna
(1970), una carpeta de cinco aguafuertes estampada por el artista en el
taller barcelonés de Gustavo Gili, con la ayuda de Joan Barbarà, para la
colección Las Estampas de la Cometa, recibiría el premio Ibizagrafic (1972) del
Museo de Arte Contemporáneo de Ibiza, concedido por un jurado en el que
participó Conrad Marca-Relli. En ese año 1970 otro de sus grabados, también
editado por Gili, sirvió de presentación al libro de José María Moreno Galván
sobre el artista.
Torquemada
(1970), carpeta de seis serigrafías, fue editada por Juana Mordó, la
galerista de Millares y otros tantos compañeros de generación desde su apertura
en 1964, nuevamente estampada por Abel Martín. Emblema de la representación de
la ceguera destilada por la “justicia y la ira inquisidora, la mezquindad”,
utilizando el glosario del pintor. A esta carpeta la seguiría Descubrimientos-Millares,
1671 (1971).
A
las mencionadas creaciones gráficas hay que unir su colaboración en carpetas
memorables: la dedicada a El Paso (Galleria L’Attico, Roma, 1960), estampada en el
taller de Dimitri. También su presencia en la primera serie de serigrafías
editada en 1964 por el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, realizada por
el tándem Eusebio Sempere y Abel Martín, quienes quedarían vinculados a las
carpetas serigráficas de Millares: Mutilados de paz (1965), Torquemada (1970) y Descubrimientos-Millares,
1671 (1971). El Museo devino en un centro neurálgico de irradiación del arte
gráfico y la bibliofilia en el país.
Para
la editorial Alfaguara ilustró en 1969 los Poemas de amor de Miguel
Hernández, en su colección El Gallo en la Torre dirigida por Camilo
José Cela, realizando dos puntas secas. En ese mismo año, aprendió de Antonio
Lorenzo la técnica del grabado que éste, a su vez, había conocido del artista
gráfico Bernard Childs en los inicios de los sesenta, decidiendo instalar
Millares su propio taller de grabado. De esta aventura interrumpida quedaron
algunos ejemplares que forman parte de la exposición.
Llegaría
en 1971 su último trabajo, verdadero alarde de concepto, también de
planteamiento artístico, un homenaje al mundo conquense que tan fundamental
resultaría en el devenir de Millares. Fue la carpeta Descubrimientos-Millares,
1671 o Descubrimiento en Millares 1671. Diario de una excavación arqueológica imaginaria y
barroca. En sus doce serigrafías, tinta china y aguada de china gris humo,
Millares despliega un universo de posibilidades, ejerciendo todo su
conocimiento de los años previos, no sólo en arte gráfico, sino también su
inmenso saber de dibujante. Es la victoria del negro y del gris, de los
encuentros diversos, el triunfo de la escritura hecha signo: la mancha, la
grafía, la tachadura, el dripping descendiendo o invertido, el pequeño signo y lo
extendido, la escritura sobre textos impresos –negros, grises, espacios en
blanco-, la línea y la huella. Algo de paroxismo creativo a lo Artaud hay en
estas doce serigrafías que estampa Abel Martín y cuyo concepto cuida Ricard
Giralt Miracle. Todo ello estuchado en la caja de madera que concibe otro
conquense, Gerardo Rueda. Esta carpeta es también un regalo final de Millares
para el Museo de Arte Abstracto Español, bajo la dirección de su fundador,
Fernando Zóbel. Ahí están todos sus colaboradores: los hermanos Blassi,
diseñadores conceptuales de la carpeta-objeto, y el carpintero del Museo,
Domingo Garrote (junto a Rafael Saiz), ejecutor de la misma; el anagrama
impreso del Museo, que diseña Gustavo Torner; hasta la mención bibliómana de
Zóbel, que asoma en la apertura de la carpeta. Doce estampas como doce meses
para el final de la vida del artista.
Un
conjunto de cinco pruebas hechas en su estudio, de reciente localización en sus
archivos, y ocho grabados póstumos, con algunas variantes, estampados en el
taller madrileño Mayor 28, con la cooperación de Fernando Bellver y Manuel
Valdés, cierran la exposición.
Contemplando
las obras expuestas se percibe cómo las creaciones de Millares recorren,
también, el relato de los protagonistas del arte gráfico contemporáneo en
España, al modo de un oculto nervio viajando entre la historia menos narrada de
estas estampas. El relato, en orden, sería: encuentro con Castro-Bèrtholo en
París, luego el Museo de Arte Abstracto Español (la visita a Childs de Zóbel y
Lorenzo, y sus ediciones, de la mano de Abel Martín, Eusebio Sempere y Antonio
Lorenzo). A ellos sigue Dimitri Papagueorguiu, hasta llegar a la experiencia
madrileña del Grupo 15, aventura iniciada con Dimitri donde Millares
hará otros dos hermosos aguafuertes estampados con ayuda de Monir y Lorenzo.
Finalmente,
debe hacerse mención a la triada de bellos carteles serigráficos, desde el
primero editado por Buchholz, con ocasión de su exposición en Múnich en 1968 o
la reproducción de un collage de Millares, cartel del Museo conquense (1970, después
habrá otro póstumo, 1973) y el afiche de su última exposición en el Musée d’Art
Moderne de París (1971).
Manolo
Millares había mostrado siempre un extraordinario interés por la estampación,
cuya prueba primera sería el dedo o la mano que, manchados, con frecuencia
quedaron impresos sobre sus arpilleras y dibujos, en ocasiones sobre fragmentos
encolados de papel de periódico. Evocadores de las huellas de los sellos o
pintaderas, los signos grabados en las cuevas, muros, agujeros que acariciaron
las balas, líneas que cruzan la superficie, huellas de zapatos, marcas
diversas, santa faz. Rudimentarios grabados en las arpilleras, señales o
cruces, signos, escrituras de “un mundo deliciosamente extraño”, en sus
palabras.
Fue
el interés por el arte gráfico de ese hombre fascinado desde niño por Goya.
Extraordinario grabador sí, pero poeta y místico de voz muy espiritual, como
señalara André Pieyre de Mandiargues: “un artista íntegro, y basta”.
Alfonso de la Torre, Comisario
Alfonso
de la Torre, comisario de la exposición Descubrimientos Millares 1959-1972. La obra gráfica
completa de Manolo Millares es teórico y crítico de arte, especialista en
arte español contemporáneo. Ha comisariado más de un centenar de exposiciones,
habiendo publicado ensayos y poesía e impartido cursos en diversas
Universidades e instituciones.
Fue
invitado por la Université de la Sorbonne al Coloquio Internacional Le travail du
visible, publicado con el título La heredad de los signos (Éditions Hermann,
Paris, 2014).
Especialista
en la obra del artista canario Manolo Millares, además del Catálogo
Razonado de Pinturas de Manolo Millares (MNCARS y Fundación Azcona, 2004) es el autor del
catálogo razonado de su obra gráfica.
Ha
teorizado sobre diversos asuntos vinculados a El Paso, siendo
comisario de la última exposición antológica de este artista: Manolo
Millares, la destrucción y el amor (2006). Entre otros textos, ha escrito Manolo
Millares, vestigio y ceremonia. A far cry (sobre la presencia de la pintura de
Millares en los Estados Unidos) (Acquavella Galleries, New York, 2006); Millares hoy (Museo
Salvador Victoria, Rubielos de Mora, 2013) y Manolo Millares: A
deliciously strange world (Waddington Custot Galleries, Londres, 2016).
La
editorial universitaria Genueve Ediciones publicó recientemente su ensayo Manolo
Millares: la atracción del horror, un análisis sobre las relaciones del artista
con su complejo tiempo vital. Dirigió la reedición de la obra de Millares, Memoria de una
excavación urbana, en versión bilingüe, que también prologó (Galería
Guillermo de Osma, Madrid, 2015).
Sobre
Millares versaron sus ponencias en el IV Encuentro sobre Arte y Pensamiento (Fundación
Cristino de Vera, La Laguna, 2013); Millares-Moreno Galván: montando nuevamente la estructura
de nuestra modernidad [o, mejor] del vertedero a la modernidad (La Puebla de
Cazalla, 2014) y Millares (que sigue siendo) hoy (Museo del Grabado
Español Contemporáneo, Marbella, 2015).
Compiló
una antología poética de este artista, bajo el título: Manolo Millares.
Remontando la cometa de sus sueños (Ediciones del Umbral, Colección Invisible,
2016).
del 11 de octubre al 5 de enero
Calcografía Nacional. Alcalá 13, Madrid
Martes a sábado: 10 a 14 y 17 a 20 h
Domingos y
festivos: 10 a 14 h
Cerrado: lunes, 9 de noviembre, 25 de diciembre de 2018 y 1
y 6 de enero de 2019 Entrada gratuita
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