sábado, 25 de febrero de 2023

El asedio actual al mundo demoliberal


Víctor Morales Lezcano

25.02.2023.- Madrid.- Se acaba de iniciar, en la sede de la Institución Libre de Enseñanza (Madrid), el seminario que lleva por título “La democracia ante los nuevos riesgos: cómo invertir en resiliencia”. Fernando Vallespín, catedrático de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid y coordinador de las ocho ponencias que componen el programa del seminario, lanzó el desafío temático de este ciclo, enfrentándose a un tema predominante; es decir, a lo que un orteguiano de buena cepa proclamaría que le corresponde a cada pauta histórica. Al profesor Vallespín le ha correspondido inaugurar el ciclo con su intervención, “Entre presente y futuro: los nuevos riesgos a los que se enfrenta la democracia”. La nuestra, en España, y la de los países de la Unión Europea, junto con algunos otros que, aunque no pertenezcan a la Unión, no dejan de ser países democráticos, casos de Suiza o Noruega.

Recuerdo que un ensayo de Salvador de Madariaga, “De la angustia a la libertad” (ed. Hermes, 1955), advirtió, con la proverbial claridad de expresión del autor, que durante el período de Entreguerras las democracias liberales sufrieron un doble asalto (bolchevique y fascista) a sus, siempre expuestos, principios y prácticas. Lo que Madariaga recordaba entonces no dejó de ser una extendida preocupación intelectual de Ortega y Gasset, Karl Popper, Ralf Dahrendorf y otros pensadores de las crisis que el Viejo Mundo venía atravesando cíclicamente desde el tramo finisecular del “ochocientos” (1870-1898) en adelante.

Fernando Vallespín planteó, de nuevo, en su intervención la cuestión de los varios riesgos actuales que amenazan la validez teórica y funcional de las democracias a partir del orden internacional establecido hacia finales de 2010 hasta que un cúmulo de factores “perversos”, como el cambio climático y las oleadas de pandemias que, progresivamente, vienen contaminando el planeta Tierra, ha trastornado los sedicentes tiempos actuales. A ello súmese la proliferación localizada de enconadas guerras, siendo la guerra desatada en Ucrania hace justo un año la que viene agitando el sistema internacional de modo dramático. Del concurso de estos factores y de algunos otros de menor entidad, se ha generado un vaciamiento del legado del liberalismo europeo que se configuró “ab initio” a partir de Montesquieu y Hume

Fernando Vallespín habla del liberalismo, hoy, como si se tratara de un “cascarón vacío”, falto de empuje, de “élan”; y que ha venido a engrosar la oleada de populismos que está carcomiendo el órgano vital de las democracias liberales. El escepticismo desmoralizador o el resentimiento de vastos sectores de la población (sea en la Hungría de Viktor Orban o en la Francia de la opción lepenista), junto con otros achaques sociológicos corrosivos, están contribuyendo a que un malestar de estirpe freudiana se globalice, burla burlando, hasta llegar a poner en peligro la existencia vital y emocional de los ciudadanos hasta hace poco, llamados a instalarse en un bienestar generalizado.

Fernando Vallespín ha puesto en su intervención un telón de fondo complejo, al tiempo que sugerente, a las conferencias que durante un trimestre mantendrán en vilo a la audiencia, pero plenas también de esclarecimiento adecuado, sobre la democracia liberal en el siglo XXI y las resiliencias a las que recurrir para no perecer en el ensayo de salvaguarda. 

La Institución Libre de Enseñanza (ILE) vuelve a situarse a la altura de los riesgos de nuestro tiempo para fortalecer la estructura mental que nos ayude a todos a no hundirnos en un cierto malestar que viene recorriendo la cultura política que nos ha tocado defender.


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