DEL 28 DE SEPTIEMBRE AL 21 OCTUBRE DE 2023. TEMPORADA 2023-2024. 50 ANIVERSARIO DE GALERÍA ORFILA.
L.M.A.
24.09.2023.- Madrid.- La trayectoria artística de Marietta Negueruela (Valladolid, 1963) transcurre en escenarios urbanos que le han ido marcando sucesivamente: comenzó en Milán (Italia), donde se empapó del arte clásico, estudiando en la Academia de Bellas Artes de Brera, entre 1982 y 1984, y donde realiza su primera exposición individual; al año siguiente lo hace en la Galería Moriarty, de Madrid, cuando se sumerge en la efervescente vida artística de la capital, de aquella década; en 1989 celebra la primera de sus muestras personales en Palma Mallorca, en la Galería Joan Prats, residiendo en la isla entre los años 1993 y 2003, donde contactó con el luminoso mar Mediterráneo, para terminar en Palencia, su tierra de origen, donde se ha instalado de forma definitiva, en la Tierra de Campos que ella observa cada mañana y cuyos colores y formas traslada igualmente a sus cuadros. Entre tanto, sumada su participación en numerosas colectivas y ferias de arte, realiza exposiciones individuales en galerías de otras ciudades: Barcelona (Galería Gloria Prada, 1991), Madrid (Barcena & Cia, 1991, Sephira, 1993), Valladolid (Evelio Gayubo, 1996, La Maleta, 2019), León (Sardón, 2010), además de en Palencia (Colegio de Arquitectos, 2003, Galería Arte-Mayor 44, 2019 y 2020, entre otras).
Fernando Caballero, en el texto de presentación del catálogo de su exposición en Galería Orfila, destaca como la tendencia hacia las superficies geométricas, en los paisajes de Marietta Negueruela, tiene un denominador común: la búsqueda de puntos de fuga, uno o varios, de forma que la mirada se orienta hacia un espacio determinado que culmina en una estructura piramidal de resonancias renacentistas… un esquema compositivo que tiene como eje la horizontalidad, con un plano inferior decididamente geométrico y otro superior, que ocupa la mayor superficie, en el que descarga una vigorosa fuerza plástica con una pincelada suelta y transparente, a los que, junto a la poderosa fuerza cromática de referentes de la naturaleza, como las amapolas o la lavanda, suma en otros una dimensión metafísica a través de cuadros dentro del cuadro, interiores que se proyectan al exterior a través de estructuras arquitectónicas que se funden con el paisaje o con el mar… una atmósfera onírica que planea en espacios ficticios marcados por el silencio y el reposo.
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