martes, 26 de abril de 2022

Crónicas de Jerusalén XVII. Basílica de Belén y Gruta de la Virgen de la Buena Leche. El genocidio armenio

Lugar del nacimiento de Cristo
Mural sobre el lugar del nacimiento


Julia Sáez-Angulo

Fotos: Úrsula Vega

26/4/22.- Viajar a Belén (Cisjordania, Palestina), a quince minutos de Jerusalén desde Arnona, ya se sabe: parón y punto de control de pasaportes a la entrada, lo que da tiempo a contemplar el alto muro con elementos metálicos en el remate de algunos puntos. Imposible de franquear. Una vergüenza y un ahorro de vidas. He ahí la contradicción. Desde que existe el muro ha bajado el número de atentados y víctimas en Jerusalén, algo que los jerosolimitanos y visitantes agradecen, pero frente a esta justicia, nace la injusticia de no dejar pasar, no solo a los palestinos, sino a los consortes de los palestinos extranjeros, que no pueden ni siquiera utilizar el cercano aeropuerto Ben Gurión en Tel Aviv.

Es el caso de una mujer guatemalteca casada con un palestino, que no puede salir de Belén, ni volar desde el aeropuerto de Tel Aviv, pese a que su país, Guatemala, es de los pocos que ha situado su embajada en Jerusalén, en reconocimiento como capital de Israel. El primer país que la reconoció fue los Estados Unidos, al que siguieron Guatemala, Honduras, Australia y pocos más, pero de poco le sirve a la ciudadana guatemalteca residente en Belén. 

    Israel considera a Jerusalén su capital "eterna e indivisible", mientras que los palestinos reclaman a Jerusalén Oriental, ocupada por Israel desde la Guerra de los Seis Días, en 1967, como la capital de su presente y/o futuro Estado. En 1980, el Estado de Israel declaró a la ciudad santa como su capital. Y los palestinos designaron a Jerusalén del Este como la sede de su Estado.

    En la basílica de Belén y la Gruta 

    de la Virgen de la Buena Leche

Una vez en la basílica de la Natividad en Belén, procuramos alejar todos estos datos políticos de Jerusalén e Israel, para concentrarnos de manera ascética en la presencia y lugar del nacimiento de Cristo. Hay una enorme peregrinación de etíopes -como la reina de Saba-, que se toman con calma la visita, pues les gusta demorarse más de lo conveniente ante el lugar en que Dios Niño nació de María Virgen (“nació como de un cristal, sin romperlo ni mancharlo”, enseñaba el Catecismo).

Seguidamente comienza la misa armenia, pues como la mayoría de los lugares santos, la Natividad de Belén también está repartida la propiedad de lugares y tiempos, entre los cristianos ortodoxos, armenios, sirio-ortodoxos y católicos.

Mientras esperamos que termine la misa, mi compañera Úrsula se encuentra con el franciscano extremeño Fray Miguel Miguel Cobo Guzman. (después de deletrearme sus apellidos me pide que no lo cite), un sacerdote bondadoso, documentado en Historia y locuaz, amigo de la familia. Las hijas de Úrsula hicieron la primera comunión en Belén, lugar que ella y su marido veneran con especial devoción. Fray Miguel nos señala, entre otras cosas, dos altares singulares, junto a la salida de la gruta de la Natividad, que pertenecen a la iglesia armenia. Casualmente el día anterior, 24 de abril, se había conmemorado el aniversario del gran genocidio –también llamado holocausto armenio o Gran Crimen- que sufrió el pueblo armenio a manos de los turcos en 1915, en el que fue asesinadas más de un millón de personas, después de sufrir una deportación degradante y masiva. Una vez más el homo hómini lupus de Hobbes. "El hombre es un lobo para el hombre". ¿Cómo no voy a tener pesimismo antropológico de entrada, con estos hechos históricos?

La basílica bizantina de Belén tiene un hermoso iconostasio y, justo al lado, está la iglesia católica latina, bajo la advocación de Santa Catalina del Sinaí, porque los santos de Oriente resuenan en Israel más que los de Occidente, ya que el territorio quedó bajo el Imperio de Bizancio. (El monasterio dedicado a esta santa oriental es el más antiguo habitado del mundo y se encuentra en Egipto, en el monte Sinaí, donde Dios se manifestó a Moisés en la zarza ardiente y le dio las tablas de los Diez Mandamientos). 

    A la salida nos encontramos con una gran escultura de San Jorge a caballo con dragón. Otro santo oriental, mitad historia y mitad leyenda -la Iglesia latina lo tiene aparcado, sin liturgia-, pero cualquiera se lo quita como patrón a los británicos y a los catalanes. Los cruzados invocaron mucho a san Jorge, como buen caballero.

    Por cierto, Oriente no gusta de las esculturas sacras y prefiere la pintura o relieves para sus representaciones sagradas. Temen la adoración del "tótem". La Iglesia Católica se ha dejado contagiar en esta geografía oriental por el mismo hecho.

    El célebre Niño de Belén se encuentra en la iglesia católica, y ya ha cumplido más de cien años desde que lo llevara a Tierra Santa un sacerdote español. La imagen pertenece a la escuela imaginera de Olot. El papa Francisco regaló recientemente a los franciscanos de Tierra Santa un relicario con un fragmento de la cuna de Belén, que se encontraba en Roma. El relicario se ha situado junto al sonriente Niño de Belén, presente en numerosas estampas, almanaques y reproducciones de la cristiandad.

Los franciscanos alcanzaron en su día un acuerdo con el Ministerio de Turismo de Israel para poder conceder la categoría de guía de los Santos lugares, a las personas que ellos preparan y exigen como prácticas, hacer tres peregrinaciones completas a los distintos sitios santos, en silencio y junto a un maestro que explica a los peregrinos. Si uno se deja llevar por un guía israelí, se pierde los Santos Lugares, en pro del Museo del Holocausto (lo visité y comenté en viaje anterior) y los museos hebreos.

Fray Miguel siente orgullo legítimo, al decir que, sin la presencia francisca en Tierra Santa desde hace 800 años, se hubieran perdido muchos de los Santos Lugares que hoy pueden visitar los cristianos de todas las ramas. Una peregrinación a Tierra Santa marca el corazón y el alma del peregrino, al tiempo que es la mejor pedagogía y catequesis, al unir la geografía real con los hechos del Evangelio. Peregrinar a Tierra Santa es edificante y debiera de ser una obligación para todos los cristianos, como los musulmanes la tienen de visitar la Meca; tristemente no lo es y eso que nos perdemos.

    Todos los franciscanos pasan al menos una vez en su vida por Tierra Santa.

    La visita a la Gruta de la Virgen de la Buena Leche, cercana a la basílica de la Natividad era obligada para mi compañera Úrsula, ya que atribuye su fertilidad como madre, a la intercesión de la Virgen de Belén, pues su cuerpo se resistía a la maternidad. Su preciosa hija Sofía es hoy testimonio de ese favor mariano y la mamá no deja de dar gracias en la Gruta a la Virgen de la Leche, cada vez que visita Belén, pese a la pesadez y atasco de tráfico en el checking-point de la frontera. Este parón es lo que se llama “la guerra de desgaste”. No tiene otro nombre, me explican.

La Virgen amamantando al Niño Jesús es una imagen muy extendida, venerada y reproducida en el arte, sobre todo en la iglesia oriental. En la iconografía de la Historia del Arte se la denomina la Virgen Galactosa, Virgen nutricia o nodriza, Virgen del Reposo o del Buen Reposo, Virgen de Belén o de la gruta de Belén. Galactotofrusa en bizantino y Madonna lactans en latín. Es la patrona de los matrimonios que desean tener hijos. Algunas damas púdicas encuentran inadecuada esta representación de María. Hay gente para todo, no lo olvidemos.

Úrsula me dice que, para la fertilidad, se raspa un poquito de la pared blanca de la Gruta de la Virgen de Belén y se toma con agua. Me quedo en suspenso, porque estas cosas me chocan y no me van, pero me acuerdo del dicho de mi amigo José, el sefardí: “si en la vida, solo nos atenemos a lo racional, nos perdemos muchas cosas”. ¿Quién sabe? A Úrsula le funcionó y envió su testimonio a la gruta.

Niño de Belén (Escuela de Olot) y relicario con fragmento de la cuna de Niño, regalado por el papa Francisco a la iglesia católica de Santa Catalina en Belén.

Entrada a la basílica de Belén

San Jorge y el dragón
Testimonio de las familias y sus bebés en la Gruta de la Virgen de Belén

Virgen galactosa

Virgen galactosa en un relieve de una puerta de Belén

Calle de Belén (2022)

5 comentarios:

Emilio Porta dijo...

Si todas tus crónicas de viajes por el mundo han sido excelentes, en las de Jerusalem el asombro es continuo. Espléndidas, Julia, espléndidas. Qué niveles de información y cultura nos haces compartir. Solo, una vez más, darte las gracias por esta última crónica que, como la anterior, nos hace rendirnos ante tu capacidad literaria y periodística.

Juana Mari Herce dijo...

Si,leer esta crónica es recorrer Belén y sentirte como en casa,descubrir que Belén pertenece a la geografía del corazón .
Y que ese Niño Bendito que allí nació ,santificó esa tierra.
Aquí tenéis la señal"

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...

Tomas Paredes Romero

Julia, expresa, a las mil maravillas, Emilio Porta el agradecimiento. Gracias por esta fresca crónica llena de ritos, mitos y supersticiones, para bien o para mal vivimos con ellos. Chapeau. Tomás

José Luis Pardo dijo...

Una suerte poder contar contigo y deleitarnos con la lectura de tus crónicas. Me uno al agradecimientos de tantos amigos. José Luis Pardo

Julia Saez Angulo y Dolores Gallardo dijo...


Julia Marina:
Gracias y más gracias por compartir tu periodismo cristiano.