martes, 23 de octubre de 2018

ATENEO DE MADRID: RUTA HACIA SU RENOVACIÓN






Víctor Morales Lezcano
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         24.10.18 .- MADRID .- Tengo oído que en los primeros meses de 2019 se iniciarán en el Ateneo de Madrid diferentes actos, encaminados todos a dar nuevo lustre a la dos veces centenaria institución madrileña; aquella que nació, precisamente, en 1835, tras los albores del liberalismo y el Trienio constitucional, para discutir tranquila y amistosamente cuestiones de legislación, de política, de economía y, en general, de toda materia que se reconociera de pública utilidad...
         Sabido es que en el transcurso de la trayectoria recorrida por el Ateneo han desfilado señeros episodios nacionales, de los que Galdós fue devoto narrador, a través de las series noveladas que contribuyeron a realzar la figura literaria del insigne escritor canario. Desde entonces ─y, muy en particular, cuando el Ateneo Científico, Literario y Artístico estrenó nuevo edificio el 31 de enero de 1884─ y hasta la restauración de las libertades en España entre 1976-1978, todas las dependencias ateneístas pasaron a ser célebres. Quién no ha oído hablar de su biblioteca y salón de actos, así como de las tertulias en la Cacharrería, y encuentros fortuitos de socios y público en sus salas de recreo y pasillos. En estos escenarios se han ido recogiendo ideas y murmuraciones, proyectos públicos de diversa índole, amagos de conspiraciones y, sobre todo, la compacta defensa de las libertades, que tanto ha costado, a propósito, consolidar en España. No en vano ha quedado en sus cátedras y tribunas la huella del tributo a la inteligencia legada por figuras como Emilia Pardo Bazán (1851-1921), Miguel de Unamuno (1864-1936), Santiago Ramón y Cajal (1852-1934),  Madame Curie (1867-1934), et caeteris paribus.
         Sin embargo, el Ateneo del madrileño barrio de las Letras viene sufriendo en los últimos años un desfallecimiento financiero que no logran contrarrestar las cuotas de sus socios ni las esporádicas inyecciones económicas que le suministran los poderes públicos. Como sería, a todas luces, indigno dejar al pairo al Ateneo, observo que  dentro de sus murallas se están movilizando animosos proyectos de reactualización, como los de carácter tecnológico y otros no menos necesitados de aplicar.
         En calidad de ateneísta desde la época de mis estudios en la Universidad Complutense de Madrid hasta estos tiempos provocadores a la par, de aplausos y de denuestos, quiero sumarme a la inquietud que reina en diferentes círculos del Ateneo Científico, Literario y Artístico, en lo que a su revitalización concierne; pero, además, no puedo hacer menos que difundir la expectativa ilusionada sobre la futura renovación, ojalá que inmediata, de esa casa de las luces (sita en calle Prado 21); y que, también, ocasionalmente, es sede de un reñidero (civilizado) de resonancias hispanófonas donde las haya.

 

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